Una familia compuesta por dos pequeños y sus padres, viajaban por carretera hacia el pueblo cuando el coche se les averió. Los padres salieron a buscar ayuda y, para que los niños no se aburrieran, les dejaron con la radio encendida. Cayo la noche y los padres seguían sin volver cuando escucharon una inquietante noticia en la radio: un asesino muy peligroso se había escapado de un centro penitenciario cercano y pedían que se extremaran las preocupaciones.
Las horas pasaban y los padres de l0s niños no regresaban. De pronto, empezaron a escuchar golpes, que parecían provenir de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran cada vez más rápido y más fuertes “poc, poc, poc” los niños aterrados, no pudieron resistir más: abrieron la puerta y huyeron a toda prisa.
Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar que provocaba los golpes no debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran tamaño, que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las manos: eran las cabezas de sus padres
Mónica Alarcón, 803 j.m.
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